Thursday, January 05, 2006

Trichocereus pachanoi




Hoy llego una orden de la Corte Suprema, en la cual se nos ordenaba presentar una declaracion jurada en la que debemos afirmar no ser consumidores de drogas, estupefacientes o sicotropicos prohibidos, dando cumplimiento a lo establecido en la ley 20.000.

Una aberracion y atentado a la libertad personal, al leer el fax no deje de pensar en esta carta de Artaud, que si bien se refiere a la droga como medio de calmar la angustia en que vivia sumido,bien pueden extraerse de ella, lo siguiente:

HAY UNA PARTE DE MI VIDA QUE ES MIA Y EN LA CUAL EL ESTADO NO DEBE INGRESAR

"CARTA AL SEÑOR LEGISLADOR DE LA LEY DE ESTUPEFACIENTES

Señor legislador

Señor legislador de la ley 1916 aprobada por el decreto de Julio de 1917 sobre estupefacientes, eres un cretino
Tu ley no sirve más que para fastidiar la farmacia mundial sin provecho alguno para el nivel toxicómano de la nación porque:

1º El número de los toxicómanos que se aprovisionan en las farmacias es ínfimo.
2º Los verdaderos toxicómanos no se aprovisionan en las farmacias.
3º Los toxicómanos que se aprovisionan en las farmacias son todos enfermos.
4º El número de de los toxicómanos enfermos es ínfimo en relación a los toxicómanos por placer.
5º Las restricciones farmacéuticas de la droga no reprimirán jamás a los toxicómanos voluptuosos y organizados.
6º Habrá siempre infractores.
7º Habrá siempre toxicómanos por vicio de forma, por pasión.
8º Los toxicómanos enfermos tienen sobre la sociedad un derecho imprescriptible que es el que se los deje en paz.

Es por sobre todo una cuestión de conciencia.

La ley sobre estupefacientes pone en manos del inspector-usurpador de la salud pública el derecho de disponer del dolor de los hombres; en una pretensión singular de la medicina moderna querer imponer sus reglas a la conciencia de cada uno. Todos los balidos oficiales de la ley no tienen poder de acción frente a este hecho de conciencia; a saber, que más aún que de la muerte, yo soy el dueño de mi dolor físico, o también de la vacuidad mental que pueda honestamente soportar.
Lucidez o no lucidez, hay una lucidez que ninguna enfermedad me arrebatará jamás, es aquella que me dicta el sentimiento de mi vida física. Y si yo he perdido mi lucidez la medicina no tiene otra cosa que hacer sino darme las sustancias que me permitan recobrar el uso de esta lucidez.

Señores dictadores de la escuela farmacéutica de Francia ustedes son unos pedantes roñosos: hay una cosa que debieran considerar mejor; el opio es esta imprescriptible e imperiosa sustancia que permite retornar a la vida de su alma a aquellos que han tenido la desgracia de haberla perdido.

Hay un mal contra el cual el opio es soberano y este mal se llama Angustia, en su forma mental, médica, psicológica o farmacéutica, o como Uds. quieran.

La Angustia que hace a los locos.
La Angustia que hace a los suicidas.
La Angustia que hace a los condenados.
La Angustia que la medicina no conoce.
La Angustia que vuestro doctor no entiende
La Angustia que quita la vida.
La Angustia que corta el cordón umbilical de la vida.

Por vuestra ley inicua ustedes ponen en manos de personas en las que no tengo confianza alguna, castrados en medicina, farmacéuticos de porquería, jueces fraudulentos, doctores, parteras, inspectores doctorales, el derecho a disponer de mi angustia, de una angustia que es en mí tan aguda como las agujas de todas las brújulas del infierno.

Temblores del cuerpo o del alma, no existe sismógrafo humano que permita a quien me mire. Llegar a una evaluación de mi dolor más precisa, que aquella, fulminante, de mi espíritu..

Toda la azarosa ciencia de los hombres no es superior al conocimiento inmediato que puedo tener de mi ser. Soy el único juez de lo que está en mí.
Vuelvan a sus buhardillas, médicos parásitos, y tú también Legislador Moutonier, que no es por amor a los hombres que deliras; es por tradición de imbecilidad.
Tu ignorancia de aquello que es un hombre sólo es comparable a tu estupidez pretendiendo limitarlo. Deseo que tu ley recaiga sobre tu padre, sobre tu madre, sobre tu mujer y tus hijos, y toda tu posteridad. Y mientras tanto, soporto tu ley."

Antonin Artaud, frances, 1896 - 1948

4 comments:

Claudia Corazón Feliz said...

"3º Los toxicómanos que se aprovisionan en las farmacias son todos enfermos."

Esa soy yo.

Un agrado leerlo, como siempre.

Anonymous said...

Me quedo con varias, pero en particular con : 7º Habrá siempre toxicómanos por vicio de forma, por pasión.

Recuerda la metida de patas de Descartes... NO existe una dualidad mente cuerpo.

Las dolencias físicas tienen un sustrado mental, cerebral, psicológico... la angustia es parte del cuerpo, las somatizaciones son parte de nuestros miedos y demonios mentales...

Toda la razón Artaud : "Tu ignorancia de aquello que es un hombre sólo es comparable a tu estupidez pretendiendo limitarlo... Y mientras tanto, soporto tu ley."

Un abrazo... y que bueno es leerlo nuevamente.

zombre said...

DOS COSAS, CAZADOR, NO NECESITARA UNA DECLRACION JURADA, NECESITARA PRESENTAR ARMAS.

Y PODRIA ASEGURAR QUE LA AHORA CORPORACION-FIRMA COMO SE LE QUIERA DECIR LLAMADA ESTADO, NECESITARIA DEJAR LOS VALIUMS QUE LES OFRECEN SUS CASAS MATRICES, POR UNAS DROGAS QUE EXPANDEN LA CONCIENCIA.

QUE JODIDEZ

Y SI ES CIERTO QUE EXISTE EL CIELO EN ESTOS TIEMPO APOCALIPTICOS QUISIERA VER MUCHA GENTE EN EL INFIERNO

A.F. said...

aAAAMÉEENnnn, como un guaschiis, digales que no no más, o-sea consecuente y busque algún subrepticio efugio legal